Quieres cortar mi vida, segadora,
hace tiempo que me llevas rondando
esperando el momento, y observando
caída tras caída, la que marque la hora.
La juventud, mi vida no la añora
y ni siquiera sufro recordando,
a veces me revelo, ¿hasta cuando
he de pagar la deuda, vil señora?
No quise contraerla, mas, así ha sido,
los años, los excesos cometidos
producto de todo lo que he vivido.
Ahora que me fallan los sentidos
acepto acompañarte hasta el olvido
lugar donde se alojan los caídos.
23 – 11 – 2011
Antonio Ramirez